Breve historia del cobre

El cobre es un metal versátil que ha impulsado los cambios de paradigma tecnológicos durante siglos. Fue el primer metal descubierto por la humanidad y, aun así, es uno de los más esenciales para que nuestra civilización alcanzara niveles de progreso inimaginables en aquel entonces. Gracias al cobre, la humanidad creó mejores herramientas para cocinar, cazar y luchar; llegó a la Luna; desarrolló el coche eléctrico y permanece conectada mediante los teléfonos inteligentes, sin importar dónde nos encontremos. Probablemente ningún otro metal haya desempeñado un papel tan crucial en la historia de la humanidad y en la formación de civilizaciones.

 

Progresión histórica del uso del cobre, desde la era prehistórica, pasando por la Edad del Cobre —donde se aleó con estaño para crear bronce— que condujo a la Edad del Bronce. Continúa con la Antigüedad clásica, destacando el auge de la minería y la moneda; luego la Edad Media, donde se expande su uso. Prosigue con la Revolución industrial, en la que el cobre se emplea en electricidad y telecomunicaciones, y finalmente la era moderna, que enfatiza su utilización en la electrónica.

 

I. Era prehistórica (~10 000 a. C.): cobre nativo y primeros usos

Las pruebas arqueológicas indican que el cobre se utilizó por primera vez hace unos 10 000 años en Oriente Próximo. Durante la era prehistórica, fue uno de los primeros metales empleados por los seres humanos, sobre todo en su estado nativo. El cobre nativo, que se encuentra de forma natural, se forjaba en herramientas rudimentarias, joyas u ornamentos —incluidos utensilios de caza y cocina—, lo que marcó la transición del uso de rocas al empleo especializado de minerales de cobre.

  • Ejemplo: En Çayönü, un asentamiento antiguo en Turquía que data de 9500–6500 a. C., se han hallado varias pequeñas herramientas y cuentas de cobre.

II. Edad del Cobre (~5000–3000 a. C.): el auge de la metalurgia

La Edad del Cobre, también conocida como Periodo Calcolítico, marcó el inicio de la metalurgia. Las personas empezaron a extraer cobre de los minerales y a usarlo para crear herramientas, armas y adornos algo más complejos. En la primera fase, el cobre se moldeaba a martillazos; posteriormente se descubrió la técnica de la fundición, que permitió producir cobre más puro y, por consiguiente, fabricar herramientas de mejor calidad y geometrías más complejas.

  • Proceso químico: La fundición consiste en calentar el mineral de cobre (Cu2O o Cu2S) con un agente reductor, como el carbono, para obtener cobre puro (Cu).
  • Ejemplo: Junto al cuerpo momificado de Ötzi, que vivió hacia el 3300 a. C., se halló un hacha de cobre casi puro con mango de madera. Hoy se expone en el Museo de Arqueología del Tirol del Sur, en Bolzano (Italia).

III. Edad del Bronce (~3300–1200 a. C.): el auge de las aleaciones

Al alearse el cobre con estaño surgió el bronce, un metal mucho más resistente y duradero; ello dio lugar a la Edad del Bronce, caracterizada por el uso generalizado de herramientas, armas y armaduras de bronce. Civilizaciones como Mesopotamia, el antiguo Egipto y el valle del Indo prosperaron durante esta época.

  • Composición química: El bronce es una aleación de cobre (Cu) y estaño (Sn), normalmente con un 85-90 % de Cu y un 10-15 % de Sn.
  • Ejemplo: En la ciudad antigua de Ur, en el actual Irak, se descubrió una hoz de la Edad del Bronce que data de 2500 a. C.; se exhibe en el Museo Británico de Londres.

IV. Antigüedad clásica (1200 a. C.–500 d. C.): minería y comercio del cobre

En este periodo se amplió la minería técnica del cobre. Grandes civilizaciones como la griega y la romana dependían en gran medida del cobre para acuñar monedas, fabricar tuberías y materiales de construcción, así como para los usos heredados de civilizaciones anteriores (herramientas agrícolas, armamento y armaduras). Se establecieron rutas de comercio de cobre, especialmente en el Mediterráneo, Anatolia y los Balcanes.

  • Ejemplo: El extenso uso de tuberías de cobre en los acueductos romanos demuestra la importancia del metal durante este periodo.

V. Edad Media (~500–1500 d. C.): demanda de cobre y técnicas de minería

La demanda de cobre y sus aleaciones continuó en la Edad Media, sobre todo para utensilios de cocina, armamento, campanas, estatuas y elementos arquitectónicos. Mejoraron las técnicas de minería y metalurgia del cobre, especialmente en Europa occidental.

  • Ejemplo: La magnífica cubierta de cobre de la Basílica de San Marcos, en Venecia (Italia), es un testimonio del uso perdurable del cobre en la arquitectura de la época.

VI. Revolución industrial (siglos XVIII–XIX): cobre en electricidad y telecomunicaciones

La Revolución industrial supuso un cambio drástico en la historia humana: la innovación tecnológica y la rápida urbanización transformaron la sociedad. El cobre se volvió esencial, impulsando el auge de la electricidad y las telecomunicaciones. Su excepcional conductividad lo convirtió en el material ideal para el cableado eléctrico, iluminando hogares y permitiendo el funcionamiento de sistemas industriales complejos. También desempeñó un papel clave en las nacientes redes de telecomunicaciones, transmitiendo voces a través de kilómetros de cables telefónicos. El estampado de cobre, como proceso fundamental, facilitó la producción de numerosos componentes necesarios para estas nuevas tecnologías.

  • Ejemplo: El desarrollo del telégrafo, que dependía en gran medida del cableado de cobre, revolucionó la comunicación a larga distancia y supuso un hito en la historia del metal.

VII. Era moderna (siglos XX–XXI): cobre en la electrónica

Las industrias eléctrica, de la construcción, electrónica y de energías verdes dependen en gran medida del cobre, desde la generación hasta la distribución eléctrica, de las redes de internet a las comunicaciones por satélite. Su uso se extiende a los nuevos sectores de la movilidad —como los vehículos eléctricos— y a los sistemas de energía limpia, como los paneles solares y los aerogeneradores.

 

Las diferentes aplicaciones del cobre a lo largo de la historia.

 

 

¿Cómo se aplica el cobre en los procesos de fabricación? 

Las propiedades únicas del cobre lo convierten en un material ideal para el estampado de metal. Este proceso consiste en conformar metales —como cobre, aluminio o acero inoxidable— en formas y diseños específicos, logrando geometrías muy intrincadas. Permite a los fabricantes producir componentes con gran precisión, rapidez y repetibilidad, con baja tasa de defectos, algo esencial en sectores como la electrónica, la automoción y las telecomunicaciones para alcanzar una producción a gran escala.

Bandas y terminales de estampado progresivo de cobre, con un primer plano del material.

 

Layana es su socio integral para cada etapa de su proyecto de estampado de cobre. Gestionamos todo —desde el diseño para fabricación (DFM) y la fabricación de utillaje hasta la producción en masa y el aseguramiento de la calidad— bajo un mismo techo, ahorrándole tiempo y eliminando la necesidad de coordinar múltiples proveedores. Nuestras instalaciones integradas albergan tanto un taller de utillaje de última generación como líneas de producción avanzadas, operadas por ingenieros experimentados que han creado troqueles progresivos y de transferencia precisos y complejos para empresas OEM de primer nivel. Esta pericia garantiza una producción de alta calidad y soluciones innovadoras adaptadas a sus necesidades.

 

También nos especializamos en procesado avanzado bimaterial, que combina moldeo por inserción/overmolding con estampado metálico. Esta tecnología, cada vez más popular, reduce pasos de montaje, disminuye costes y mejora la eficiencia de los materiales al permitir el ensamblaje modular de componentes mecánicos, acelerando la producción sin comprometer la calidad. Además, nuestro equipo interno de automatización amplía los proyectos con fluidez, respaldando el crecimiento en cada fase.

 

 

Resumen del proceso de estampado de cobre

I. Preparación del material

Se seleccionan láminas o flejes de cobre según el espesor, la dureza y otros atributos específicos requeridos. Los flejes se introducen en el utillaje mediante un sistema que desenrolla la bobina, aplana la tira y la posiciona con precisión para su procesamiento.

 

II. Configuración del troquel

Los troqueles de estampado de cobre se clasifican en troqueles simples, compuestos o combinados, y troqueles multietapa, que a su vez se dividen en progresivos y de transferencia.
Proceso de estampado
En un troquel progresivo, la tira de cobre avanza por el troquel y recibe presiones controladas, desplazándose continuamente por varias estaciones para formar piezas complejas en un único proceso automatizado. En un troquel de transferencia, los blanks o piezas preformadas se desplazan entre estaciones mediante sistemas mecánicos o robóticos.

 

III. Acabado

Los procesos posteriores incluyen desbarbado para eliminar material sobrante, mecanizado (taladrado, roscado o fresado) para lograr dimensiones precisas y tratamientos superficiales como pulido y recubrimientos para mejorar la apariencia, la durabilidad y la resistencia a la corrosión.

 
Sistema de estampado progresivo de cobre utilizado por Layana Company. Comienza con el sistema de alimentación, que incluye el desenrollado y el aplanado de la tira. La banda metálica entra en la prensa, donde sufre múltiples operaciones dentro del troquel progresivo, formando progresivamente el producto final. Tras el estampado, las piezas terminadas se recogen en el sistema de almacenaje.

 

 

Propiedades del cobre

1. Alta conductividad

La capacidad del cobre para conducir electricidad y calor con notable eficiencia lo convierte en la piedra angular de sectores que van desde la electrónica hasta la automoción. La próxima sección profundiza en cómo la combinación única de alta conductividad, disipación térmica eficaz y fiabilidad del cobre respalda la innovación y la eficiencia en estos sectores.

 

1.1. Conductividad eléctrica

El cobre es el segundo material con mayor conductividad eléctrica. Esta propiedad se debe a su estructura atómica, que permite el flujo de electrones con mínima resistencia. Por ello, es el material preferido en una gran variedad de aplicaciones eléctricas —cableado, conectores y contactos—. Cerca del 60 % del cobre producido en el mundo se emplea en la industria eléctrica. Su excelente conductividad permite una transmisión eficiente de energía, reduciendo pérdidas durante la distribución, algo crucial en telecomunicaciones, generación eléctrica y el sector automotriz.

Materiales con dimensiones equivalentes que ofrecen la misma tasa de transferencia eléctrica.

 

La alta conductividad del cobre lo hace vital en la electrónica moderna, incluidas placas de circuito, encapsulado de semiconductores y blindaje electromagnético. Es especialmente apreciado en las bases de módulos de potencia, donde su eficiencia garantiza el óptimo funcionamiento de los componentes. Además, sus propiedades eléctricas se mantienen estables en un amplio rango de temperaturas, esencial para sistemas que deben funcionar en diversas condiciones ambientales.

 

 

1.2. Conductividad térmica

Junto a sus cualidades eléctricas, el cobre destaca por su excelente conductividad térmica. Con un valor aproximado de 400 W/m·K, disipa el calor rápidamente, evitando el sobrecalentamiento y alargando la vida útil de los componentes. Esto resulta fundamental en disipadores, radiadores e intercambiadores de calor presentes en electrónica, motores y maquinaria industrial.

Materiales con dimensiones equivalentes que ofrecen la misma tasa de transferencia térmica.

 

En electrónica, el cobre ayuda a mantener el control térmico, evitando sobrecalentamientos. En automoción, gestiona el calor en motores y frenos, mejorando rendimiento y seguridad. Su eficacia en la transferencia de calor también explica su uso en sistemas de refrigeración de ordenadores y dispositivos de alto rendimiento, así como en sistemas HVAC, donde optimiza la eficiencia energética.

 

 

Ventajas combinadas eléctricas y térmicas

La capacidad dual del cobre para conducir electricidad y calor lo hace indispensable donde se requiere transferencia eficiente de ambas formas de energía. En electrónica de potencia, por ejemplo, los componentes de cobre aseguran corrientes con mínima resistencia al tiempo que disipan el calor generado por las altas densidades de potencia, evitando pérdidas, manteniendo la estabilidad del sistema y prolongando la vida útil de los componentes.

Debido a su elevada conductividad eléctrica y térmica, el cobre es esencial en sistemas de energía renovable como paneles solares, aerogeneradores y vehículos eléctricos. Estas aplicaciones exigen materiales que gestionen corrientes eléctricas y calor, por lo que el cobre es la elección ideal. Sus propiedades facilitan la transición hacia fuentes de energía más sostenibles al mejorar la eficiencia en generación, almacenamiento y distribución.

 

2. Resistencia a la corrosión

El cobre forma de manera natural una capa protectora de óxido que resiste la corrosión. Aunque no es inmune a todos los agentes corrosivos, esta propiedad lo hace adecuado para entornos marinos, exteriores o industriales con condiciones adversas.


Gráfico 3D que visualiza la relación entre la conductividad térmica, la conductividad eléctrica y la resistencia a la corrosión en distintos metales.

 

3. Ductilidad

La elevada ductilidad del cobre permite estirarlo en alambres finos o estamparlo en formas complejas sin comprometer su integridad estructural. Esta característica es vital donde se requieren componentes precisos. Además, mejora los procesos de corte fino, posibilitando diseños muy exactos mientras se minimiza el desperdicio de material.

 
4. Resistencia

Aunque el cobre es más blando que muchos aceros, presenta una resistencia a la tracción moderada de unos 210 MPa en estado recocido, suficiente para aplicaciones estructurales, eléctricas y de fontanería. Cuando se necesitan mayor dureza o resistencia, se emplean aleaciones como el bronce o el latón.


5. Atractivo estético

El característico tono rojizo-anaranjado del cobre se valora en el diseño decorativo y arquitectónico. Se utiliza con frecuencia en fachadas y detalles interiores donde se combinan sus cualidades estéticas y funcionales.

Diversas aleaciones de cobre: cobre, bronce fosforoso, bronce de aluminio, cobre-níquel, cuproníquel, latón y otras.

 

5.1 Maleabilidad: El cobre es altamente maleable, lo que significa que puede moldearse, doblarse y formarse fácilmente sin romperse. Esto lo convierte en una excelente elección para procesos como estampado, embutición y conformado.
5.2 Expansión térmica: Su coeficiente de expansión térmica es de aproximadamente 16,5 × 10−6 K−1, lo suficientemente bajo para aplicaciones que exigen estabilidad dimensional, como la electrónica y los sistemas HVAC.
5.3 Reciclabilidad: El cobre es altamente reciclable sin perder sus propiedades. Esto lo convierte en una opción ecológica para los fabricantes que buscan reducir residuos y consumo energético, conservando recursos naturales.

 

 

Aplicaciones del estampado metálico en cobre

Terminal eléctrico de cobre con seis pines <em>press-fit</em>, sobremoldeado con plástico. Placa base de cobre estampada para la industria de la electrónica de potencia.
  • Componentes eléctricos: El cobre se utiliza ampliamente en la producción de conectores, interruptores, contactos, pestañas de batería y busbars, garantizando una transferencia de energía eficiente con mínima pérdida en automoción, telecomunicaciones y electrónica de consumo.
  • Gestión térmica: Su alta conductividad térmica lo hace ideal para disipadores, interfaces térmicas y placas de refrigeración, fundamentales en iluminación LED, procesadores y otros dispositivos de alta potencia.
  • Características decorativas y arquitectónicas: El atractivo color y la durabilidad del cobre lo convierten en una opción popular para cubiertas, revestimientos y detalles ornamentales, aportando protección funcional y valor estético.
  • Componentes mecánicos: Su resistencia a la tracción lo hace apto para engranajes, cojinetes y piezas estructurales, garantizando fiabilidad en aplicaciones industriales, automotrices y aeroespaciales.

Aleaciones de cobre comunes usadas en estampado 

Gráficos de radar que comparan varias aleaciones de cobre de alta pureza —C11000 (cobre ETP), C10100 (cobre OFE), C12000 (cobre DHP) y C12200 (cobre DHP)— según cinco propiedades: resistencia mecánica, conductividad eléctrica, conductividad térmica, formabilidad/elongación y resistencia a la corrosión.

 

  • C10100 (cobre electrónico libre de oxígeno)

    C10100 es una aleación de cobre de muy alta pureza (≥ 99,99 %) con contenido de oxígeno extremadamente bajo. Ofrece conductividad eléctrica superior (≈ 101 % IACS) y excelente conductividad térmica. Es ideal para componentes de semiconductores, cables de alta frecuencia y devanados de transformadores.
  • C10200 (cobre libre de oxígeno)

    Similar al C10100, aunque con pureza ligeramente inferior (≥ 99,95 %). Mantiene conductividad eléctrica y térmica excelentes y se usa en varillas de soldadura, componentes electrónicos de precisión y sellos al vacío.
  • C11000 (cobre ETP)

    Con pureza ≥ 99,90 %, es el cobre más empleado en aplicaciones eléctricas (≈ 100 % IACS) por su equilibrio entre rendimiento y disponibilidad.
  • C12200 (cobre desoxidado con fósforo)

    Presenta ligeramente menor conductividad (≈ 92–94 % IACS), pero mejor soldabilidad y resistencia a la corrosión, lo que lo hace popular en fontanería e intercambiadores de calor.

 

 

Otras aleaciones comunes de cobre

La tabla periódica muestra el bloque de cobre (Cu, número atómico 29, masa atómica 63,546) rodeado de elementos que, al alearse, mejoran la resistencia, la maquinabilidad, la resistencia a la corrosión y el desgaste.

 

  • Cobres con telurio (C14420 & C14500)

    Valorados por su excelente maquinabilidad y buena conductividad. Conservan hasta el 90-95 % de la conductividad del cobre puro y reducen el desgaste de herramientas.
  • Cobre-circonio (C15500)

    Añade circonio para aumentar la resistencia y el rendimiento a alta temperatura sin comprometer demasiado la conductividad. Popular en electrodos de soldadura y conectores automotrices.
  • Cobres con berilio (C17200 & C17410)

    Combinan alta resistencia, dureza y conductividad. Ideales para conectores electrónicos de alto rendimiento y componentes sometidos a esfuerzos repetitivos.
  • Cobre-cromo y cobre-cromo-circonio (C18080 & C18150)

    El cromo aumenta la dureza y la resistencia al desgaste, manteniendo buena conductividad. Se usan en puntas de soldadura por resistencia y conductores de alta resistencia.
  • Aleación cobre-hierro (C19400)

    Contiene hierro para mejorar la resistencia mecánica y al desgaste, conservando buena conductividad. Frecuente en conectores y componentes automotrices.
  • Latones (C21000, C22000, C23000, C24000, C26000, C26800, C27000, C28000)

    Estas aleaciones combinan cobre y zinc, a veces con estaño u otros elementos:
    • Metal dorado (C21000): alto contenido de cobre (~95 %) y color intenso, usado en decoración y acuñación.
    • Bronce comercial (C22000) y latón rojo (C23000): más resistentes que el cobre puro, populares en muelles y piezas mecánicas.
    • Latón bajo (C24000) y latón cartucho (C26000): gran formabilidad, esenciales en procesos de embutición profunda y estampado rápido.
    • Latón amarillo (C26800 & C27000): habitual en herrajes y componentes arquitectónicos por su color y resistencia a la corrosión.
    • Metal Muntz (C28000): alto contenido de zinc (~40 %), valorado en aplicaciones marinas e industriales pesadas.

Un bloque central de cobre (Cu) está rodeado de otros elementos que suelen aleársele: berilio (Be), hierro (Fe), aluminio (Al), fósforo (P), arsénico (As), plomo (Pb), zinc (Zn), cromo (Cr), manganeso (Mn), níquel (Ni), silicio (Si) y magnesio (Mg).

 

  

Tratamientos superficiales para el cobre en estampado metálico

Los tratamientos superficiales pueden mejorar notablemente la resistencia a la corrosión, al desgaste, la conductividad eléctrica y la estética de las piezas estampadas de cobre. Entre los métodos más comunes se encuentran el galvanizado —níquel, estaño, plata u oro— para mejorar conductividad, durabilidad o soldabilidad; el anodizado, que crea una capa de óxido protectora; el pasivado, que forma una película resistente a la corrosión; el pulido y abrillantado para conseguir un acabado decorativo; y recubrimientos o pinturas especiales que aportan protección o aislamiento eléctrico. Estos procesos garantizan el rendimiento y la longevidad óptimos de los componentes de cobre en diversos sectores.

 

 

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